Objetivos en esta sesión:
1. Reconocer y valorar la importancia de la intención comunicativa en las interacciones.2. Identificar para qué se comunican nuestros hijos: pedir, protestar, compartir, demandar
atención...
3. Generar estrategias que provoquen la intención comunicativa en los distintos momentos
del día.
- Hoy vamos a centrarnos en la parte funcional del lenguaje. ¿Para qué nos comunicamos? Empezamos la sesión visualizando dos fragmentos de un vídeo ( minuto 1: Julíán y minuto 5: Miguel Angel) en los que se trabaja la comunicación. Os proponemos que observéis los siguientes aspectos:
- ¿Qué hace el adulto?¿Cómo responde?¿Cómo provoca la comunicación?
Estas fueron vuestras REFLEXIONES:
- El niño instrumentaliza al adulto, cogiéndole para que se agache. Está haciendo una petición.(vídeo 1)
• - El adulto propone un juego de interacción jugando con las manos y le da claves visuales para que comprenda el juego.(vídeo 1)
•
- El niño inicia juego funcional con los objetos, con los muñecos.(vídeo 2)
- El adulto le ofrece modelo para pedir (dame, más) y para regularle (protesta con "no").(vídeo 2)
- El aduto interacciona e interpreta sus conductas ofreciendo alternativa con la palabra.(vídeo 2)
- El adulto le ofrece modelo para pedir (dame, más) y para regularle (protesta con "no").(vídeo 2)
- El aduto interacciona e interpreta sus conductas ofreciendo alternativa con la palabra.(vídeo 2)
- Cada niño se encuentra en un nivel diferente de comunicación, debemos adaptarnos a su manera de comunicar e ir enriqueciéndola.
¿PARA QUÉ USAN LOS NIÑOS EL LENGUAJE?
En un principio surge en torno a la satisfacción de las necesidades primarias del niño: alimentación, sueño, afecto o consuelo...Es el instrumento necesario para que el niño introduzca modificaciones en el mundo físico que le rodea.
¿Cómo vivís vosotros la petición?¿Cómo piden vuestros hijos?
instrumentaliza señala
Los niños se comunican de
distintas maneras: el llanto, la mirada, llevándonos de la mano, con
gestos, levantando los brazos, con alguna palabra...pero lo realmente importante es lo que nosotros hacemos:
1. Dar oportunidad: no anticiparnos a sus deseos, darle tiempo para elaborar su petición.
Muchas veces nos anticipamos, queremos enseñar el gesto de señalar
cuando el niño todavía no es capaz de comprender para qué sirve ese
gesto. Debemos observar de qué es capaz el niño y tomárnoslo con
tranquilidad dividiendo este objetivo en pasos. Posteriormente, podremos
ir enriqueciéndolo en función de sus competencias.
Por
ejemplo, si nuestro hijo levanta los brazos en dirección al objeto
deseado, éste es un primer paso. Después vamos ajustándolo, le modelo
para que saque el índice y le pongo palabra: ¡si agua, ¿quieres agua,
verdad cariño?
Esto lleva tiempo y grandes dosis de paciencia.
Esto lleva tiempo y grandes dosis de paciencia.
-En ocasiones los niños tienen palabras, incluso pueden tener un
vocabulario muy extenso, pero sólo lo utilizan para denominar, no
entienden la funcionalidad del lenguaje. Nosotros debemos hacerle
entender que estamos ahí, que estamos interesados en lo que dice y
después ir ajustándolo.
Por ejemplo, podemos
aprovechar los momentos en los que el interés por su parte está muy
definido para modelar y enriquecer sus emisiones: ¡Si el chupete, toma
cariño, chu-pe-te!.
2. Provocar la petición: cuando
la capacidad de interacción social está muy afectada, ellos buscan sus
estrategias para conseguir por sí mismos lo que desean.
Debemos establecer rutinas que ayuden a crear la necesidad, poner al alcance de su vista aquello que sabemos que va a necesitar o desea y crear situaciones que nos permitan trabajar la petición.
¿Qué estrategias podemos poner en marcha para generar las peticiones en el niño?
- Colocando objetos de su interés a la vista pero fuera de su alcance.
- Colocando objetos de su interés en cajas transparentes que le permiten ver el objeto de deseo pero no sabe cómo abrirlas.
- Ofreciéndole juguetes atractivos que necesiten de la ayuda del adulto para ponerlos en marcha o jugar con ellos (pompas, juguetes de cuerda...)
- Ofreciéndole comida de su agrado (gusanitos...) poco a poco para que nos pida más.
El nivel de exigencia en la respuesta ante la situación generada dependerá del nivel de comunicación de cada niño. Para algunos será suficiente que se acerque al lugar donde está el objeto de deseo, a otros le pediremos, por lo menos, que instrumentalicen al adulto para conseguirlo, otros serán capaces de señalar y otros incluso de nombrar. Insistimos, debemos adaptarnos a su nivel de comunicación e irle pidiendo un poquito más cada vez.
Debemos establecer rutinas que ayuden a crear la necesidad, poner al alcance de su vista aquello que sabemos que va a necesitar o desea y crear situaciones que nos permitan trabajar la petición.
¿Qué estrategias podemos poner en marcha para generar las peticiones en el niño?
- Colocando objetos de su interés a la vista pero fuera de su alcance.
- Colocando objetos de su interés en cajas transparentes que le permiten ver el objeto de deseo pero no sabe cómo abrirlas.
- Ofreciéndole juguetes atractivos que necesiten de la ayuda del adulto para ponerlos en marcha o jugar con ellos (pompas, juguetes de cuerda...)
- Ofreciéndole comida de su agrado (gusanitos...) poco a poco para que nos pida más.
El nivel de exigencia en la respuesta ante la situación generada dependerá del nivel de comunicación de cada niño. Para algunos será suficiente que se acerque al lugar donde está el objeto de deseo, a otros le pediremos, por lo menos, que instrumentalicen al adulto para conseguirlo, otros serán capaces de señalar y otros incluso de nombrar. Insistimos, debemos adaptarnos a su nivel de comunicación e irle pidiendo un poquito más cada vez.
2. FUNCIÓN REGULADORA:
Permite controlar, regular o modificar la conducta de los otros. Nos ayuda a adaptarnos a las exigencias del momento. Desde bebés nosotros estamos regulando sus ritmos biológicos, facilitando entornos para que las emociones no se desborden. Les anticipamos lo que vamos a hacer y les hacemos entender hasta dónde "les vamos a permitir llegar".
Poco a poco irán entendiendo el "no" como un limite. Es el adulto el que tiene que definir claramente y de forma consistente cuando se aplicará el "no".
Pero, debemos ser conscientes que nuestros hijos también nos regulan a nosotros. Ellos intentarán rechazar aquello que no desean o no les gusta de distintas maneras: con los gestos, el llanto, apartando de un manotazo, abandonando...
Dependiendo del momento y de la situación podremos respetar su negativa o marcar cuál es la conducta que vamos a permitir.
Por ejemplo: no podemos aceptar un "no" de principio en la comida pero, si ya ha comido cierta cantidad, podemos tolerar un "no quiero más".
Permite controlar, regular o modificar la conducta de los otros. Nos ayuda a adaptarnos a las exigencias del momento. Desde bebés nosotros estamos regulando sus ritmos biológicos, facilitando entornos para que las emociones no se desborden. Les anticipamos lo que vamos a hacer y les hacemos entender hasta dónde "les vamos a permitir llegar".
Poco a poco irán entendiendo el "no" como un limite. Es el adulto el que tiene que definir claramente y de forma consistente cuando se aplicará el "no".
Pero, debemos ser conscientes que nuestros hijos también nos regulan a nosotros. Ellos intentarán rechazar aquello que no desean o no les gusta de distintas maneras: con los gestos, el llanto, apartando de un manotazo, abandonando...
Dependiendo del momento y de la situación podremos respetar su negativa o marcar cuál es la conducta que vamos a permitir.
Por ejemplo: no podemos aceptar un "no" de principio en la comida pero, si ya ha comido cierta cantidad, podemos tolerar un "no quiero más".
Regulamos a nuestro hijo de distintas maneras:
- Anticipando momentos, creando rutinas para evitar que nuestro hijo entre en rabieta porque le cuesta asumir los cambios.
- Generando estrategias para dotar a nuestro hijo de herramientas que
regulen nuestro comportamiento y poder así satisfacer sus deseos.
- Respondiendo a órdenes sencillas asociadas a un contexto. Ej aprender a decir si o no o el gesto asociado.
Por tanto es fundamental que, teniendo en cuenta las necesidades del niño, seamos capaces de facilitarle entornos estructurados que le ayuden a regularse y moldearle para que aprenda.
3. FUNCIÓN INTERACTIVA:
Es el placer de estar con otros, de interactuar con los demás, de
contar, de llamar la atención de los que nos rodean. Sirve para iniciar,
mantener o interrumpir la coherencia de la comunicación.
Para ello es necesario poseer estrategias que nos permitan iniciar la interacción, la comunicación.
Podemos
provocar la interacción de distintas maneras: juegos de cucú-tras, toma
y dame, turnos de espera, carreras, esconder objetos, mostrando objetos
de su interés para compartir, defender sus juguetes, utilizando gestos sociales,...
Los gestos sociales (hola, adiós, mover la mano...) es importante que los iniciemos nosotros y le modelemos a él para que participe de contextos de relación social.
Cuando ya posea un cierto nivel de interacción y de comprensión de dichas situaciones, es el adulto el que debe introducir modificaciones que provoquen una respuesta por su parte.
Por ejemplo. Cometer despistes: Le ponemos los zapatos antes que los calcetines, suena el timbre pero no reacciono sino que espero su reacción, coloco un objeto en un lugar equivocado...
Lo que pretendemos es que de alguna manera, comparta su interés conmigo y a medida que sea capaz de interaccionar mejor introduciremos la figura del compañero o amigo aunque al principio el adulto seguirá interviniendo como mediador de la comunicación.
¿Qué pensáis de esta cuestión?¿Hasta qué punto le obligo o tengo que respetarle?
Los gestos sociales (hola, adiós, mover la mano...) es importante que los iniciemos nosotros y le modelemos a él para que participe de contextos de relación social.
Cuando ya posea un cierto nivel de interacción y de comprensión de dichas situaciones, es el adulto el que debe introducir modificaciones que provoquen una respuesta por su parte.
Por ejemplo. Cometer despistes: Le ponemos los zapatos antes que los calcetines, suena el timbre pero no reacciono sino que espero su reacción, coloco un objeto en un lugar equivocado...
Lo que pretendemos es que de alguna manera, comparta su interés conmigo y a medida que sea capaz de interaccionar mejor introduciremos la figura del compañero o amigo aunque al principio el adulto seguirá interviniendo como mediador de la comunicación.
- Con frecuencia, cuando estamos tratando de favorecer en nuestros hijos algún aprendizaje (que nos mire cuando le hablamos, que señale, que responda a peticiones...) y no encontramos en ellos respuestas inmediatas o consistentes, nos puede surgir la duda: todavía no puede o es que no quiere. Según respondamos a esta cuestión, vamos a tomar una actitud u otra: podemos exigirle que haga como nosotros pensamos que es capaz o por el contrario le damos tiempo, le ofrecemos ayuda... Os invitamos a reflexionar sobre ello.
¿Qué pensáis de esta cuestión?¿Hasta qué punto le obligo o tengo que respetarle?
- "Siento que no quiere porque se siente torpe, le da miedo. Otras veces es ambas cosas: no quiere y no puede".
- "Pensábamos que no quería y ahora nos hemos dado cuenta de que no comprende, que no puede. Es difícil graduar nuestro nivel de exigencia".
- "A veces, entre los propios padres se genera conflicto. Por ejemplo: decidimos salir por ahí y nuestro hijo se enfada. No nos ponemos de acuerdo si seguir adelante o quedarnos en casa".
- "No siempre le entendemos. Parece que quiere y luego se enfada".
Algunas consideraciones que os pueden ayudar:
- Debemos ser conscientes de las competencias del niño y ponerle retos ajustados a sus posibilidades. Quizás necesitará "andamiaje" en un principio pero, a medida que veamos que es capaz, iremos retirándonos.
- Es importante que les demos tiempo para poder abordar estos retos por sí mismos. Y que ajustemos las expectativas.
- Los avances muchas veces son cualitativos no cuantitativos. Lo importante no es la meta final sino los pequeños avances que se van consiguiendo. Para ello es necesario plantearle pequeñas metas.
- La vida es ensayo-error, si la estrategia que estamos poniendo en marcha nos falla debemos intentar otra. No hay recetas mágicas".
- El moldeamiento es una de estas estrategias: nosotros le ayudamos a realizar el gesto, siempre asociándolo a la palabra y lo iremos retirando poco a poco.
- Finalmente, os proporcionamos un documento el primer día que os puede ayudar a reflexionar sobre cómo se comunica vuestro hijo y para qué lo hace. Tener claro este aspecto nos puede ayudar a la hora de plantearnos nuevos retos.
"EL NIÑO NO APRENDE A COMUNICARSE POR SÍ MISMO, APRENDE A TRAVÉS DE LA INTERACCIÓN CON EL MUNDO.
LOS
PADRES OCUPÁIS LA MAYOR PARTE DE ESE MUNDO Y ES AQUELLO QUE HACÉIS Y LA
MANERA CÓMO LO HACÉIS LO QUE BRINDA A VUESTROS HIJOS LAS OPORTUNIDADES
DE APRENDER" Ayala Manolson.
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